¿Cómo diferenciar?

La diferenciación debe hacerse con otros fenómenos paroxísticos que no son epilépticos, los cuales se pueden clasificar en diferentes grupos: los que tienen un origen circulatorio (síncope o desmayo), los trastornos del sueño y los que tienen un origen psicógeno o emocional (trastornos diversos y crisis pseudoepilépticas).

Síncope o desmayo : Falla circulatoria cerebral global de instalación brusca.

Síncope de origen circulatorio

Hipotensión o baja de presión al estar de pie mucho tiempo o cambiar bruscamente de posición, de estar acostado o sentado y ponerse de pie. Se puede deber a enfermedades neurológicas que afectan el control de la presión arterial, a un exceso de dosis de un tratamiento para la presión alta o al uso de medicamentos que intentan mejorar la circulación (medicamentos vasodilatadores)

Síncope de origen cardiaco

Latidos irregulares por enfermedades propias del corazón, estrechez de las válvulas del corazón, etc.

Síncope reflejo

Espasmo del sollozo: algunos niños pequeños ante un golpecityo o una cotrariedad intentan iniciar el llanto y se privan.

Síncope de la micción o de la tos: al vaciar de pie la vejiga excesivamente llena o toser intyensamente se produce un reflejo que causa el desmayo.

Desmayo por reflejo vasovagal ante un dolor intenso o un estado emocional también intenso

En cualquiera de éstos, si la intensidad del problema es muy importante, se puede presentar una crisis convulsiva o por lo menos cambios en el tono muscular o sacudidas de las extremidades, lo cual se presta a confusión, sin embargo, al analizar las circunstancias se podrá definir a cuál corresponde.

Trastornos del sueño . Los que pueden confundirse con fenómenos epilépticos son el sonambulismo y los terrores nocturnos. El sonambulismo es la capacidad de caminar o realizar otras acciones mientras se está dormido, por lo que pueden confundirse con crisis parciales complejas con automatismos. Los terrores nocturnos suceden en los niños y se caracterizan porque repentinamente el niño dormido se incorpora gritando y sudando copiosamente dando la impresión de estar muy asustado; no se percata de ello, no puede ser despertado y no se relaciona con pesadillas. Unos minutos después el niño vuelve a su sueño habitual y no guarda recuerdo de lo sucedido, por lo que igualmente puede confundirse con crisis afectivas con desconexión y automatismos

Trastornos emocionales .

Hiperventilación . La pérdida excesiva de bióxido de carbono al incrementar la frecuencia respiratoria por un estado de ansiedad o angustia , ocasiona cambios en la acidez de la sangre que produce síntomas como sensación de hormigueo peribucal y en las cuatro extremidares a veces llegando al espasmo de la muñeca y de la mano, que se pone tiesa con los dedos extendidos que se juntan en las puntas, simulando una crisis epiléptica.

Descontrol episódico . Consiste en agresividad dirigida y pérdida del control emocional fuera de toda proporción posterior a un estímulo que desencadena enojo. Durante el episodio no puede razonarse con el sujeto y a veces no se registra en la memoria. Puede confundirse con crisis parciales afectivas que preceden a crisis parciales complejas con automatismos.

Crisis pseudoepilépticas . No se correlacionan con descargas cerebrales anormales y sus manifestaciones clínicas pueden ser muy diversas aunque hay algunas que se presentan con cierta regularidad como por ejemplo, contestar cuando aparentemente hay pérdida de la conciencia, hacer movimientos rotatorios del cuerpo sobre la cama, arquearse sobre la espalda, elevar el tronco y dejarlo caer sobre la cama, morderse la lengua en la punta y no a los lados, lanzar golpes con las extremidades, carecer de cambios autonómicos, tener llanto al final del evento paroxístico y no presentar el fenómeno postictal característico de las crisis epilépticas. Pueden ser inducidas por sugestión o por la inyección de agua (mayor atención de la familia, menos tareas en la casa, etc.) y también puede ser posible hacerlas terminar con estos procedimientos. Estas crisis pseudoepilépticas suelen presentarse casi siempre en presencia de alguien, no causar lesiones físicas y tener una ganancia secundaria. Es frecuente el antecedente de haber sido víctima de abuso sexual y de tener algún familiar con epilepsia cuyas crisis haya presenciado la persona. Estas crisis pueden ser parte de los síntomas de un trastorno emocional serio, que amerita un tratamiento con el psiquiatra o ser simuladas (hechas a propósito) para obtener algún beneficio (mayor atención del cónyuge o la familia, incapacidad laboral, etc.). Las personas con epilepsia real pueden tener también crisis pseudoepilépticas y aparentar una severa dificultad en el control, por lo que ante un caso de epilepsia refractaria o de difícil control, debe hacerse el cuestionamiento de que existan concomitantemente este tipo de crisis no epilépticas.

El diagnóstico adecuado, tanto de las crisis pseudoepilépticas como de los demás fenómenos analizados, conduce al tratamiento específico que en algunos casos corresponde a expertos en otras especialidades diferentes a la Neurología.